— RETIRO DE MARÍA
1. ° La vida de
recogimiento.
— Es la vida que renuncia a todo lo exterior, no usando de ella más
que lo indispensable para vivir interiormente. ¡Qué desconocimiento práctico
hay de la vida interior! ¡Cuánta confusión de ideas al creer que todo consiste
en hacer y trabajar mucho, aun con buen fin, pero exteriormente, no dando importancia
a la vida verdadera del alma que es la vida interior!
—Nunca será fructuosa una obra exterior,
ni para ti, ni para los demás, si no está bien basada en la vida interior.
— Nadie da lo que no tiene, y ¿cómo vas a dar vida, fervor, santidad a otros si no la tienes para
ti?
— Dios se comunica a las almas sólo en el
retiro, en el recogimiento.
—
Su voz, dice la Sagrada Escritura, es como el «silbo de la aura tenue»
y si hay mucho ruido de cosas
exteriores..., esa voz no se oye.
— Por eso, nadie más interesado en alborotar con esos ruidos que
el demonio, para que no se oiga la voz del Señor.
— En fin, la virtud no crece sino como las
plantas de invernadero, bien protegida de la atmósfera exterior, que es muy
fría y heladora.
—Nunca la virtud criará canas en el bullicio del mundo.
2. ° El modelo de María.
—
¡Qué amor al retiro de su casita!
— Nadie la ve, ni se da cuenta de lo que hace..., pero Dios se
complace en aquel recogimiento, y allí la va a buscar.
— El ángel no se la aparece en las calles,
en las plazas, ni siquiera en el Templo públicamente, sino en la soledad, en el
retiro de Nazaret. — Allí es donde siente que es más toda de Dios, y Dios todo
de Ella. — Allí, sin testigos, es donde tienen lugar las grandes e íntimas
comunicaciones entre Dios y Ella.
— Allí se efectúa el gran misterio de la Encarnación.
— Su retiro es perpetuo.
— Si sale de su casa es por caridad, como
en la Visitación... o por espíritu de obediencia, como al ir a Belén, Egipto,
al templo de Jerusalén, etc... Nunca emprende viajes por puro recreo, por pasatiempo.
Contémplala en la calle y observa su recogimiento interior, manifestado en la
modestia de sus ojos y de todos sus ademanes.
— Asiste a las visitas que hace por verdadera necesidad.
— ¡Qué conversaciones y qué palabras salen de su boca!
Persuadida de que es Templo de Dios, no se disipa con el trato social, sino que
aun en medio del mundo, no abandona su retiro interior.
— Finalmente, mírala en las ocupaciones de
su casa aun en los días de ahogo, de mucho trabajo, cómo sabe santificarlo con
la presencia de Dios, que ni por un momento pierde... y así todo en Ella
contribuye más y más a aumentar su intensísima vida interior.
3. ° Tu recogimiento.
— ¿Has aprendido a conversar con Dios en la soledad del
santuario de tu alma?
— Examina tu vida interior y exterior, y
mira si ésta se derrama de tal manera hacia fuera, que sea a costa de la otra.
— Detente a considerar tu amor y afición a
tu casa, a tu retiro o a la calle. Considera tus visitas y conversaciones en ellas...
¿Son frívolas?... ¿Contra la caridad?... ¿Disipadas?... Tu recogimiento en
todas partes y en todo momento..., en amistades..., diversiones y
pasatiempos... Mira, qué importancia das al día de Retiro mensual..., al retiro
de los Ejercicios... ¿Deseas que llegue ese tiempo santo?... ¿Lo aprovechas para
crecer más cada día en tu vida interior?...
Fomenta y aumenta lo que en esta materia
encuentres en tu conducta de bueno.
— Corrige enérgicamente lo defectuoso... examina muchas veces el
aumento o disminución de tu vida interior.
“MEDITACIONES SOBRE LA SANTÍSIMA VIRGEN
MARÍA”.
ILDEFONSO RODRÍGUEZ VILLAR—
1940.
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