domingo, 18 de febrero de 2018

MARÍA




MARÍA ES CAUSA DE LA CREACIÓN Y DE LA CONSERVACIÓN DEL MUNDO.


   A causa de la sabiduría, dice Onkelos, Dios creó el Cielo y la tierra; es decir creó el Cielo y la tierra por amor de su divino Hijo, el Mesías; a quien en las cosas divinas se atribuye la sabiduría y por amor de la Inmaculada Virgen, que es la sabiduría del mundo. 

   María es la causa de la creación, de la luz, del firmamento, del mar y de todo el universo.

   La creación ha tenido lugar y ha sido dispuesta para la justificación y glorificación de los Santos en Jesucristo por María; pues el orden de la naturaleza ha sido instituido por el orden de la gracia. Y siendo la Santísima Virgen Madre de Jesucristo, es también el medio de nuestra redención y de todo el Orden de la gracia, y es por consiguiente causa final de la creación del mundo. El fin del Universo es Jesucristo, su Madre y los Santos; lo que significa que el mundo ha sido hecho para que los Santos fuesen colmados de gracias en la tierra, y llegasen al Cielo de la gloria por medio de Jesucristo y de María. Así es que, aunque Jesucristo y su bienaventurada Madre no forman más que una parte de la creación, considerados como causa material, han precedido a la creación como causa final. Y son también causa formal de la creación; pues el orden de la gracia, en el que Jesucristo y María ocupan el primer puesto, es la idea y el modelo que Dios siguió para crear y disponer el orden de la naturaleza.

   Y no sólo ha sido creado y adornado el mundo por el amor de la Santísima Virgen, sino que por ella es también sostenido y conservado. Por ella, dice S. Bernardo, existe el mundo, y por ella se ha librado de la ruina. (De B. Virg.). Por vuestra protección, o Virgen Santísima, exclama S. Buenaventura, subsiste el mundo, este mundo que habéis creado desde el principio de concierto con Dios.

   Señor, dice el profeta Habacuc, concluid vuestra obra en medio de  nuestros años; dadla a conocer en medio de nuestros años: en el tiempo de vuestra ira os acordaréis de vuestra misericordia.

   Esta obra, la obra por excelencia de Dios, es Jesucristo y María, que el profeta ruega a Dios manifieste al mundo. De tal manera es María la obra maestra de Dios, que, según S. Agustín, Dios agotó su sabiduría, su poder y sus riquezas en ella. Dios no ha hecho ni podrá jamás hacer una criatura tan perfecta. Según Sto. Tomás, no puede haber creación más grande que la de la bienaventurada Virgen, porque es Madre de Dios.  

   Hablando de María, se puede decir a Dios lo que el misino Dios dijo al Océano: Llegarás hasta aquí, y no más lejos.

   San Bernardino llama a María magnificencia de Dios. La misma María, en su profunda humildad, se ve obligada a exclamar: El poderoso ha hecho en mi grandes cosas. (Luc. 1,49). Ha manifestado el poder de su brazo.

   Jesucristo prometió a su augusta Madre, por medio de Salomón, que le concedería cuanto pidiese, diciendo que no le es lícito negar nada a su Madre. 


TESOROS

de
CORNELIO Á LÁPIDE.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...